Just-in-time, la gestión eficaz del tiempo aplicada a la formación

El Just-in-time es una filosofía de vida que apareció en los años 70 como una forma de mejorar la productividad de las empresas, sus orígenes se pueden localizar en Japón y, en concreto, en torno a la empresa de creación de coches Toyota, que fue la primera en implantarla.

Aunque en sus principios en Just in time estaba directamente relacionado con los servicios de distribución de productos, en la actualidad el Just-in-Time, que se suele traducir como Justo A Tiempo se entiende más bien como una filosofía de vida en la que hay que reforzar el hábito de seguir mejorando y, al mismo tiempo, hay que adquirir la costumbre de alejar todo aquello que sirve para desperdiciar minutos.

Organización y productividad son las claves para el que JIT funciones, por ello, esta filosofía se puede aplicar a diferentes departamentos dentro de la empresa, pero también a diferentes sectores. De hecho, los campos de aplicación del Just-In-Time son tantos que se puede incluso aplicar a la formación, en la que el JIT puede favorecer un mejor aprovechamiento de las clases.



Just-in-time, la gestión eficaz del tiempo aplicada a la formación

La organización es clave en el JIT, pero también lo es en la formación, ya que gracias a una excelente organización es posible evitar desperdicios innecesarios de tiempo y, al mismo tiempo, se evitan interrupciones por problemas relacionados con las interrupciones del servicio.

Observación y esfuerzo continuo por mejorar en aquellos aspectos en los que se reduce la productividad, son otros de los aspectos en los que el just-in-time tiene validez como forma de gestión eficaz del tiempo. Así, observando cómo se desarrolla la formación se pueden buscar continuamente formas de mejorar los aspectos que producen menos resultados en valoración de adquisición de competencias para valorar cómo mejorarlos no en cuanto a contenidos, sino en la efectividad con la que los alumnos los aprehenden.

Una formación completa parece la opción más acertada, para ofrecer alumnado un curso de calidad. Pero en los contenidos del curso, también el Just-in-time ofrece una visión diferente sobre qué contenidos conviene incluir en los cursos.
La productividad aplicada a la formación se centra en conseguir que los contenidos estén más bien enfocados a las necesidades propias del alumno, a los motivos por los que estudia el curso y, además, a los objetivos que pretende alcanzar y para los que la formación es un elemento necesario.

Desde las empresas de formación o desde aquellas que desarrollan acciones informativas propias para el personal interno, ya hay algunas empresas que utilizan el Just-in-Time como principio para desarrollar acciones formativas y cursos bien enfocados según el tipo de alumnos, del que también tienen la ventaja una mayor información, de esta forma, la formación es rica y de gran valor.

Sin embargo, también la formación privada puede aprovechar las muchas ventajas del just-in-time a la hora de gestionar mejor el tiempo, consiguiendo que la formación sea de gran provecho para el alumno, pero reduciendo innecesarias pérdidas de tiempo.
De hecho, si se adopta desde un enfoque adecuado, el Just-in-time favorecería que la duración de las clases fuera menor, pero no por ello se reduciría en valor de los contenidos adquiridos durante la misma, algo que desde hace tiempo, también buscamos en ClassGap, donde es posible encontrar útiles herramientas para conseguir clases efectivas.

 
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